Más de una vez he escuchado comentarios o advertencias para evitar el contacto con los gatos, pues dicen que transmiten una enfermedad que puede dejar estériles a las mujeres o podrían traer complicaciones en futuros embarazos.

Esto no es más que un mito que se ha desarrollado en contra, diría yo, de estos tiernos felinos, pues científicamente es muy improbable, que un ser humano pueda adquirir toxoplasmosis a partir de los gatos, a menos que se tenga normas de higiene muy deficientes, además los felinos transmiten este agente solo una vez en la vida, y durante unos 7 a 10 días (luego de ese tiempo se vuelven inmunes), en sus primeros 2 meses de vida y los elementos eliminados en las heces requieren de uno a tres días para resultar infecciosos a los vertebrados…

Si una mujer embarazada por mala suerte se contamina por primera vez con este protozoo (normalmente en la cocina al manipular la carne sin guantes, o con la tierra del jardín), no volverá a tener problemas con ninguna gestación posterior, a excepción de que sufra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida; esta aclaración es importante ya que mujeres con repetidos abortos, atribuyen este problema a la toxoplasmosis, como se ve, esto no es posible.

Esta enfermedad infecciosa es producida por un parásito llamado Toxoplasma Gondii que cumple su ciclo evolutivo en el intestino de los felinos y es expulsado a través de sus deposiciones. Luego pasa a un ciclo extraintestinal, involucrando a todos los animales vertebrados, como aves, peces, reptiles y mamíferos, incluyendo a los propios gatos y al hombre, como huéspedes intermediarios.

Se han identificado tres medios de transmisión de esta enfermedad:

Via oral: por ingerir carne cruda o mal cocida, verduras, aguas, huevos, leche, etc. contaminados por «Toxoplasma gondii». Estadísticamente las carnes que más pueden transmitir la infección son las de cordero y cerdo y más raramente la carne de vaca.

Materno-fetal: La transmisión de madre a hijo se produce a través de la placenta cuando la madre sufre la infección durante el embarazo. El riesgo es mayor durante el tercer trimestre y la transmisión llega a darse hasta en un 40- 50%.

En casos muy raros, pero también se ha dado, por transplante de órganos o transfusiones de sangre.

Los adultos generalmente no sufren consecuencias de esta enfermedad, es más, ni presentan síntomas de enfermedad mayores que de una simple gripe (fiebre, dolor muscular, dolor de garganta). Sin embargo, esto no es igual en una mujer embarazada, pues los bebés infectados pueden no desarrollar ninguna enfermedad, o pueden ponerse muy enfermos, y tener lesiones graves en el cerebro y en los ojos.

Para concluir, si llevamos ciertas precauciones como cocer bien los alimentos, especialmente carnes, utilizar guantes al trabajar en jardines y manipular carnes crudas, lavar bien las verduras y vegetales, y sobretodo cuidar la alimentación e higiene de nuestra mascota, no hay porque preocuparse y bien podríamos convivir con nuestros gatitos en casa.